Las Notas Heinrich Stewart -- Piscolabis











Las Notas Heinrich Stewart.

Un golpe de azadón en las baldosas de el santuario de Artemisa Brauronia hizo que se produjera el sueño tantas veces deseado.Mi corazón se encabrita.La emoción es demasiado violenta para que pueda gritar de alegría.Clara, mi mujer, que trabaja a veinte pasos de mí, se estremece.Alza la cabeza, presa de un extraño presentimiento.Lee su nombre en mis labios; acude, pues, a mi lado, y mira...

El santuario es precioso, todas las estatuas reflejan jubilosa voluntad de moverse, de avanzar.

La punta del azadón ha trazado en el suelo polvoriento un relámpago amarillo, y deja al descubierto algo asombrante.Clara y yo nos dedicamos afanosamente a liberar el objeto apresado por una masa de tierra rojiza y calcinada.Clara con sus propias manos y yo con ayuda de mi cuchillo, rompemos, arañamos, medimos el tamaño del hallazgo y apreciamos su forma.Se trata de una arma metálica, adornada con bonitas joyas, y esférica.

Soy Heinrich Stewart y mi mujer, con la que contraje matrimonio en la Ciudad Prohibida del Tíbet, vivimos, a cien pulsaciones por minuto, una verdadera novela de aventuras.

El acontecimiento es increíble, merece ser tratado con divertido escepticismo.

Una grata sorpresa, al golpear de nuevo con el azadón en la espesa tierra: un cofrecillo tapizado de cuero, al lado mismo de el objeto anteriormente hallado.El cofrecillo aún está en su agujero, prisionero de las fortificaciones.A través de un desgarrón se puede ver lo que contiene, unos papiros con una abundante capa de mugre.

Me enderezo y lanzo una ojeada a la cantera.Mis obreros trabajan a lo lejos, curvados sobre su tarea.Clara y yo estamos sólos.

"Nadie debe de ver esto", murmuro; "no debemos confiar en nadie."

Clara sonríe."Si no quieres que nadie se entere, no lo hagas."

"Nadie debe ver esto", repito."Diles que se marchen, que descansen hoy.Explícales que queremos estar sólo tu yo yo juntos."

Esta decisión no sorprende a nadie.La idea de no trabajar es bien acogida por todos.Nadie formula la menor pregunta.

La tarde transcurre entre idas y venidas desde el santuario de Artemisa Braunoria y nuestra casita situada en la cumbre de una colina.Clara transporta el contenido de el cofre entre los pliegues de su ropa, en un érchape; yo, hago lo mismo con el objeto esférico.

El tesoro no tarda en quedar depositado sobre la mesa.Bajo las persianas de las ventanas, echo la llave a la cerradura.Al capataz, que se presenta importunamente, le digo que Clara sufre un terrible dolor de cabeza y que tiene fiebre.

No es posible explicar lo que sentimos ante la vista de aquél descubrimiento.Yo y mi mujer ya no pertenecemos a este preciso momento del siglo XX, a este 15 de Abril de 1976.Nos encontramos en el año 403 antes de Jesucristo, fecha en la que, después de precisos cálculos y observar detenidamente aquello, sabemos que se data la esfera metálica.

Después de acabar con la arma, pasamos a los papiros.Limpiamos suavemente la polvorienta cubierta, empezamos la lectura de su contenido, con estupefacta mirada y latiente corazón.El sudor recorre mis mejillas.Sonrío, rezume una alegría interior, una felicidad radiante.Tanto mi mujer, como yo mismo, sabemos leer estos documentos.Somos arqueólogos.Los arqueólogos nos planteamos las preguntas, como si fueramos detectives.

En realidad, somos detectives, a los que siempre les falta una prueba, un testimonio, una evidencia, para concluir el caso.Sin embargo, no poseemos el rigor del detective, ni su frío razonamiento.

Mientras, yo, inmóvil, oigo a mi bella esposa leer las primeras palabras, los primeros sueños...

"Xena", comienza Clara.

"¿Xena?", pregunto yo.Los versos de la Ilíada obsesionan mi mente.El alma de Homero habita en mí.No puedo desprenderme del impacto del gran poema épico griego; pero el nombre de Xena... nunca había oído ese nombre en letra de los poetas griegos.

"Xena.¿Crees qué es la propietaria de este objeto?", murmura Clara, sosteniendo con la mano derecha la arma, desplazándola entre los dedos, como intentando sacar palabras de ella.

"No lo sé, continúa leyendo y lo averiguaremos pronto".

El objeto que lanza auríferos destellos incluso en la penumbra de la habitación, no puede ser sino un gran descubrimiento digno de memoria.

Y, de momento, nosotros somos los únicos en el mundo que lo poseemos, los únicos que pueden verlo, tocarlo, sentirlo y ennumerar sus maravillas.

Es entonces cuando me adentro en la historia, la historia de una mujer cuyos principios son muy valorados por su compañera de viaje, una mujer fuerte y guerrera, con pasado sombrío.

Aunque eso da igual, todos vivimos el pasado y nos vamos a pique con él.

Los textos parecen estar escritos por Gabrielle, ya que es la compañera de Xena. Adentrémonos, pues, en la trágica y emocionante vida de Xena, aquella a quién todos llamaban la Princesa Guerrera:

Era una cálida mañana, faltaba apenas un día para el primer encuentro con la Princesa Guerrera.Mis hermanas y yo subimos el pedregoso terreno que conducía a la Montaña de Icistes, madre nos mandó allí para recolectar frutas, ¿acaso mi futuro es este?.Mi Destino era vivir emocionantes aventuras junto a Xena, y no vivir apaciguadamente en Potedaia, marchándome cada amanecer junto a mis hermanas a recolectar frutos varios.

Lila y yo ya nos comenzábamos a flaquear, así que nos escapamos furtivamente de las demás, y llegamos a un estanque de agua cristalina, situado en lo más alto de Icistes.Desde allí, se podía observar nítidamente el pueblo, y el paisaje es realmente precioso.

Allí, en el ignoto lugar, vimos, alumbradas por los fuertes y constantes rayos del Sol, a lo lejos, una mujer que cabalgaba en un caballo dorado, mujer fría y de mucho coraje, independiente y solitaria, una mujer que me cautivó desde el primer instante.

La hombruna luchadora ató a su caballo en un árbol centenario, justo en el pie de la montaña, y comenzó a ascender a la cima.¿Nos habría visto?¿Sería una saqueadora que nos quería urtar nuestras pertenencias?, eso pensó Lila en aquellos instantes presa del pánico.Yo confíaba en la mujer guerrera, ese fue el primer momento que ví a Xena.Nunca se lo he dicho, una extraña sensación me recorre el cuerpo.

Lila y yo nos escondimos detrás de los matorrales, en el momento en que Xena se agachó en el río y libó un poco de agua, me dieron ganas de saltar y gritar de alegría, no obstante me reprimí, no quería parecer una bacante.

"¿Crees que ha subido aquí sólo para tomar un poco de agua??", me susurró Lila levemente, por miedo a que Xena la oyera.

"No te asustes, Lila.Seguro que no se ha dado cuenta de nuestra presencia, sólo ha venido para saciar su sed, debe ser una heroína que, después de una dura odisea, tenía ganas de beber, eso es todo.", calmé a Lila.

"¿Estás segura?.Su aspecto me parece muy fiero.", siguió.

"Sí, estoy segura.Y ahora cállate, ¿o quieres que se de cuenta de nosotras?.", insistí con tono tranquilizante.

Pues la guerrera se fue de allí nada más beber un sorvo de agua de aquél río.

Volvimos a Potedaia, y mis otras hermanas ya habían llegado hace tiempo.Madre nos riñó a Lila y a mí.Perdicas se acercó a mí y dijo que quería hablar conmigo.Perdicas es mi prometido, y dentro de unas cuantas semanas nos teníamos que casar.Eso es lo que quería mi madre, yo no sentía nada más que una gran amistad por Perdicas, nada más.Perdicas, en cambio, creía que yo era su amor verdadero, y que nuestro Destino era estar eternamente juntos, por eso yo me comportaba fríamente con él, le quería hacer razonar que no era así.

"No quiero hablar en estos instantes, Perdicas", le dije fríamente, frunciendo el ceño."No".

"Pero, Gabrielle, las palabras que te voy a decir son muy importantes.Escucháme, por favor".Perdicas parecía preocupado, me miró con ojos de cordero, yo, que no podía actuar maliciosamente cuando en verdad soy bondadosa con la gente buena como Perdicas, me senté en una silla de madera antigua, que mi madre siempre acostumbraba a colocar junto a la puerta de la calle, y le miré diciéndole que empezase.

"Cuéntame lo que tengas que decirme."

"Verás...me marcho de Potedaia"

"¿Qué?", interrumpí.¿Creía realmente lo que acavaba de oir?."¿A-a...qué viene esta decisión, Perdicas?".

"Gabrielle, en tus ojos se ven que no me amas, no puedo casarme con alguien, aunque yo le ame intensamente, sabiendo que esa otra persona no...me quiere.Se que no te casas conmigo por voluntad propia.Así, que me marcho a otro lugar, pero sabiendo que dejo atrás unos años felices."

Aquella confesión me dejó de piedra.Es verdad que yo no le amaba, pero teníamos una fuerte amistad.Perdicas es muy buena persona como para que reciba rechazo por mi parte, por eso... no me podía creer lo que mis labios iban a pronunciar seguidamente...

"No, Perdicas.Me casaré contigo...voluntariamente", una mentira piadosa que me costaría toda la vida.Le acaricié la cara.

"Gabrielle.Te conozco desde que eramos infantes, tanto como para estar seguro que lo que dices no es verdad.Estoy dispuesto a aceptar que no me amas, pero antes de partir, y de dejar de ver tu dulce rostro de por vida, quisiera el último beso, un beso de amistad."

"N-no, Perdicas.", ¿Como era tan mala?, ¿cómo podía decirle esto tan cruel a Perdicas?.Lo sentía de todo corazón, pero actué sin pensar, guiándome por el corazón."P-pero si aceptaré un fuerte abrazo".

Perdicas sonrió, levemente, se acercó a mí y me abrazó.

"Adiós, Gabrielle.Siempre, haga frío o haga calor, durante la noche y el día, te recordaré, pero te recordaré con un grato júbilo, sin rencor.Como la amistad que nos une."

"Gracias, Perdicas", a los dos se nos humedecieron los ojos."¿Hacia donde te dirijirás?".

"Al Sur, supongo.Pero no te preocupes, se cuidarme sólo."

"Lo sé".Y así, en una cálida noche, se fue un gran amigo.¿Y ahora que les diré a Madre y a Padre?...

Amaneció un nuevo día en la bonita Potedaia.Un nuevo día en mi vida, sin Perdicas, y este será el día que conozca a Xena.A primeras horas de la mañana, Cautus hizo sonar la alarma, golpeando la campana.Lo hizo 7 veces, nunca antes Cautus golpeó 7 veces, eso alertó al pueblo y nos reunimos todos en la plaza del pueblo, ansiosos y preocupados por la explicación que nos iban a dar del matinal aviso.

"¿Qué pasa, Cautus?,¿por qué nos has hecho reunir a todo el pueblo aquí?", la anciana Tilisis era la más esceptica.

"Dinos, Cautus, esperamos respuesta", el anciano del pueblo, el más sabio e inteligente.Sin la señal de él, los ciudadanos no podían dirijirse al excelentísimo.

"Es Draco, el Señor de la Guerra y su ejército estan atravesando el bosque de Uilices, pronto llegaran aquí.", el pánico se apoderó de Cautus.

"¡Es terrible!, ¿Qué podemos hacer nosotros, unos campesinos, frente a un sagaz Señor de la Guerra?"

"¡Por todos los Dioses!, reunámos todos los alimentos y los objetos de valor en este carruaje enseguida, no hagamos enfurecer a Draco"

De pronto, todo el pueblo era preso del temor, la angustia y la desesperación.Yo era candidata a luchar, pero tenían razón, ¿qué podemos hacer nosotros contra Draco?.En ese momento, quise ser como la guerrera que vimos Lila y yo en Icistes, para acabar con todos ellos fácilmente.¿Teníamos alguna esperanza?.En esos instantes, ni los Dioses podrían ayudarnos.

Parecía que Draco no se había presentado, pero sus hombres sí, ellos eran igual de feroces que su dueño.Empezaron a arrasar el pueblo, y a causar daños infortuitos, pero el objetivo principal de la rata de Draco eramos nosotras: las mujeres.Tan rápidamente como un rayo de Zeus, todas las mujeres de Potedaia fuimos capturadas y encadenadas por los viles.No teniamos salvación.Sólo un milagro nos podía salvar, pero Xena es más que eso, ella es más esperanzadora que un milagro.

Atravesando el bosque de Ulicies, aparició ella, como un fuego que arde intensamente.La ilusión es lo último que se debe perder en la vida, es como las alas de una paloma.Eso es lo que la sostiene.Era la misma guerrera que vimos Lila y y yo, la misma mujer fuerte y valiente, en sus ojos ardía la llama.Era tan fuerte como cien hombres, y tan rápida como Hermes.

Luchando, tenía la inteligencia de Atenea, la fuerza de Ares, la habilidad de Apolo, ella es mi diosa.Desde el primer momento, decidí estar con ella toda la vida.Era todo aquello que quería ser yo.

Yo quiero ser barda, y para ello, necesito vivir emocionantes aventuras, esa fue la razón que me llevó definitivamente junto a Xena.Amar es cambiar de casa el alma, desde ese día yo me mudé.

Ella es Xena: la Princesa Guerrera.Pero,¿Cómo es Xena?¿Qué piensa?.Esta cuestión me la he planteado varias veces, y ni yo misma he sabido responderla.La verdadera naturaleza de Xena es un reto para mí; hay personas que comienzan a hablar un momento antes de haber pensado, entonces las consequencias son desastrosas, pero Xena no es así, ella piensa y analiza lo que va a decir antes de hacerlo, ella siempre tiene en cuenta las repercusiones de sus comentarios, y si son inoportunos, ni siquiera lo piensa.Si nos pudiesen oir los pensamientos, no habría nadie que se escapase de ser encerrado por loco.

Cuando estaba en el ambiente de antes, su conducta era fuerte, era misericordiosa con los de su calaña; pero cuando uno es misericordioso con el cruel, tiendes a ser cruel con los misericordiosos, eso fue lo que llevó a Xena a matar tantas personas inocentes.Con Calisto es igual, Xena tiene esperanza a que cambie como ella lo hizo, pero Calisto nunca lo hará, la conozco, he estado en su alma y he visto que su maldad perdurará en el corazón, perder a sus parientes fue duro, pero más lo es matar a una persona.Pero muchas veces Xena ha recurrido la ayuda de Calisto, como en el combate contra Velasca: como me dijo con Tersites, "se puede confiar en las malas personas, no cambian nunca, y se ve de antemano sus intenciones".

Pero, ¿Es Xena realmente feliz siendo buena?.Es decir, para Xena, ser buena es ahora un deber; pero el deber que más descuida es el deber de la felicidad.Se que hace muchos actos heróicos, pero las personas que se ocupan demasiado de hacer el bien, no tienen tiempo de ser buenas.Esto es algo que he notado durante mi estancia con Xena

Soy Gabrielle de Potedaia, si nunca has estado en mi pueblo, te aconsejo que lo visistes algun día.Nunca se porqué escribo cómo si alguien me oyera, no sé...tengo la premonición de que alguien, en un futuro muy lejano, lea mis pergaminos, y sea consciente de la verdad acerca de Xena.Presiento que se oirá hablar de las hazañas de Hércules, de Júlio César, pero Xena será un punto neutro y inerte en la História, eso me desquicia.Además, siempre he dicho que era yo el único oráculo de la família.

En Loquer, esto es un pueblo situado en un peñasco pedregoso y yermo, sin apenas vegetación ni fauna, he conocido a un hombre.Es Sirius, aunque al principio era un Señor de la Guerra, eligió después el camino del bien, proponiendo la paz a un Valle de campesinos que su padre, muerto por Xena, quería conquistar.Su hermano, Estentor, murió en manos de su padre, porque proponió la paz a el territorio donde querían atacar.Pero el cruel padre de Sirius le dijo a él que murió a causa de Xena, en la batalla de Corinto.

Y parece que Xena también encontró algo especial ese día, una família que le ofrecía calor y amor.Aunque Xena decidió irse, como lo hize yo también dejando a Sirius.Una pena, porque él era el hombre con quién yo conviviría hasta el Fin del mundo.Ahora que me lo planteo, ¿cuando será el Fin del mundo?.Pues supongo que cuando yo me muera; ese será el mío.

¿Qué seré en el futuro?, ¿estaré con Xena o, por lo contrario, estaré sin ella?.No veo un futuro sin Xena, pero, igualmente, esto sólo lo puede responder el Destino, y no creo que Cloto, Láquesis y Átropo, las tres hilanderas del Destino, se dignen a responderme.Por eso le he preguntado a Xena, y me ha respondido curiosamente que ella no piensa en el futuro, llega demasiado aprisa.Pero hablemos del pasado de Xena.Ella nació en Amphipolis, en el Oeste del mundo conocido.Lo poco que se se limita a la batalla contra Cortese.

Cortese empezó a arrasar los Valles cercanos a Amphipolis, entonces sabían muy bien que Amphípolis también sería arrasada, y Xena reunió a un grupo de hombres de su pueblo formado así un ejército para contraatacar al Señor de la Guerra.En la primera batalla, Xena consiguió expulsarlos, pero a la mañana siguiente, sin que Xena tuviese claro que hacer, Cortese arrasó toda Amphipolis, matando a cientos de personas.Lyceus, su hermano pequeño, fue degollado por él mismo ante los atónitos ojos azules de Xena, que no podía creerse lo sucedido.Entonces, nació así una rabia interior que empujó a la Xena malvada y cruel con los inocentes.Conquistó los pueblos circundantes, y, poco a poco, iba madurando la violencia.

Hasta hece poco, no sabía, ni ella tampoco, que a los 10 años su padre Megelao quiso sacrificarla en honor del Dios Ares, y cabe la posibilidad, aún remota sea, que Xena fuese hija del dios.¿Es Xena hija de Ares?.Supongo que no, que sólo lo dijo para salvar a su madre y a ella misma de las Furias, pero, ¿de quién heredó la fuerza en la lucha?.

El chakram es una arma fabulosa, llena de misterio e incógnita.Es un círculo metálico, con doradas joyas que la visten hermosamente.Xena lanza el chakram como nadie, más valiosa que el escudo de Áyax, más eficaz que las flechas de Hércules, esta arma ha degollado a cientos de personas.Aunque eso a mí no me abruma, yo no he derramado en mi vida una gota de sangre.

Aún no se el origen de esta arma, ¿estará forjada por Hefesto?, de todos modos, intentaré preguntárselo cualquier día, me intriga.El chakram ha visto Troya, cuando fue arrasada por Menelao; vio al pueblo Amazona, yo misma soy una Princesa Amazona, derecho que se me concedío al morir Terraise por culpa de unas flechas; también, esta arma pasó cerca del cuello de Hércules, cuando Xena aún era mala, su principal objetivo era matarlo y así ser conocida y temida en toda Grécia.Por suerte, Hércules y Xena se enamoraron, y yo lo hize de su mejor amigo, Ioalus.Deseo verlos de nuevo alguna vez.Muchos hombres han deseado a Xena, pero el más poderoso de ellos no es Hércules, sino el dios de la Guerra Ares, por cualquier método intenta hacer volver a Xena al sendero del mal.

Quiero que tú sepas la verdadera y cierta historia de Xena.

"¡Dios mío!", estas fueron las únicas palabras que pronunció Clara una vez finalizada la lectura de los pergaminos.El frío de la noche se hace notar en la cabaña, sin duda ha sido una experiencia inolvidable.

Clara me hace preguntas y yo me esfuerzo por responderlas.Su tête-à-tête se prolonga hasta altas horas de la noche.Descubrimos paulatinamente el intríngulis de los mil misterios de la Princesa Guerrera.

Al día siguiente decidimos seguir excavando en esa zona, según los escritos de Gabrielle, después de la muerte de Xena, se le ofrecieron ofrendas en su honor, que Clara y yo mantenemos la hipótesis que se hallan cerca del santuario de Artemisa Braunoria, allí parace que se erigió algún tipo de templo.

La verdad brilla: estamos cerca de Laconia, allí, fiándonos de los pergaminos encontrados, estaba Potedaia, la ciudad cerca de el monte Icistes, ahora Auria, de 700 m. de altura.

Nuestra hipótesis es que Gabrielle, después de la muerte de Xena, que no se explica en estos papiros, erigió alguna especie de templo dedicado a Artémis, vinculada a Xena por alguna extraña razón.Allí, enterró los pergaminos y el recuerdo corpóreo de su amiga, el chakram.

Esto explica que Gabrielle volvió a Potedaia después de que muriese la guerrera.Yo, autodidacta, sólo escucho a mi razón y a mi instinto.En marzo de 1976, ayudado por dos obreros, doy el primer golpe de azadón a los alrededores, en la supuesta Potedaia, sin haber tomado la precaución elemental de solicitar una autorización.Lo único que encuentro es un carcomido palo de batalla, y algunos jarrones que representan a Xena y Gabrielle, pero nada más.

Aún así, esto cambió la Historia repentinamente.Los científicos aprobaron los papiros de Gabrielle, desde el 12 de Enero de 1979, Xena existe , y su valentía cambió el mundo.

...Xena.

(c) Mangaka y Jordi, 2000
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